Vida en Sabana de la Mar.-
Las tardes en el pueblo eran melancólicas. Sus calles muy tristes y sin vida. Las mañanas de domingo eran días muertos. Aquí nunca pasaba nada. Nunca se conocieron distinciones sociales, parecería que no se necesitara. Era natural dar ayuda al que lo solicitara. Vivamos en el subdesarrollo, pero vivíamos una vida más plena, allí las personas eran más auténticas y tratábamos de comprendernos unos a otros, para sentirnos bien. Entonces éramos capaces de vivir y disfrutar del presente.
Sabana de la mar era un pueblo pequeño, en ese lugar nos conocíamos todos. Allá tarde o temprano se sabía todo, aunque sus habitantes actuaran como si no estuvieran al tanto de las cosas, muchas veces se pecaba de ingenuidad. Mi familia llego’ ahí, en los mejores tiempos del pueblo, los años sesenta.- ¡Eran los tiempos en que se amarraban los perros con longaniza!
-Mi madre decía que para entonces Dios andaba por el mundo. El escritor e investigador dominicano Enrique Deschamps decía que para esa época el pueblo tenía las mayores fincas de cacao y la mayor producción de ese fruto de todo el país.

Era una excursión corta y fácil, era un agradable paseo por el campo hacia la villa de los suizos, aparentemente desierta. Daba la impresión de que era poco visitada. En este agraciado lugar en las noches el viento sopla muy fuerte y se escuchan las olas del mar…
¡ Era un verdadero lugar de reposo .!

Otra ruta más fácil para llegar hasta allí era andar unos 30 minutos más o menos por la empedrada calle “Del Pilar”, atravesando un puente al que le llamaban “Puente del Pajarito” que cruzaba una gran cañada. El puente estaba construido con grandes troncos de maderas, que pese a las pequeñas hendiduras entre un tronco y otro se podía observar hacia el fondo de la gran cañada a las aguas corriendo hacia abajo bordeando las peñas en ruta hacia el mar, que producían un gran murmullo de las aguas….Aun así no presentaba un mal panorama.
Se continuaba por la misma ruta y más allá se cruzaba el puente de San Carlos, desde donde se podía observar un sendero que terminaba en un camino real, que se habría paso entre hicacos y guayabales que conducía hasta llegar a la hacienda.
El nombre de Villa Suiza se debe a inmigrantes suizos que se establecieron ahí a principio del siglo pasado y construyeron ahí una gran hacienda y una pequeña villa. Había sido erigida sobre un alto, frente a la playa de Palo Alto, en las cercanías de la villa de pescadores de San Carlos. Desde allí se puede contemplar la mejor perspectiva de la bahía
La arquitectura de la hacienda era al estilo de las haciendas suizas, construidas en madera y formada por un gran edificio de dos plantas con grandes balcones y amplios áticos. La vista hacia afuera de la que disfrutaban sus habitantes, eran de extensas sabanas, bancos de piedras y balcones que ofrecían las vistas más atractivas de estas costas de aguas cristalinas, en cuyas orillas se podía ver descansar los restos de un buque de gran calado llamado " El Pirata", que había encayado allí . Quizás por eso fuera el sendero más frecuentado por los enamorados.
Dos grandes ranchos de construcciones de diferentes formas y tamaño, dispuestas sin orden se encontraban en las cercanías de la gran casona. Detrás de esta casona habia un viejo molino para el abastecimiento de agua y producción de energía eléctrica que se divisaba desde lejos, y además servía también de guía para llegar al lugar, que estaba a escasa media hora al suroeste del viejo pueblo. Este viejo molino fue fiel testigo de la forma de cómo se vivía para ese entonces en este pueblo.
Aquel viejo caserón de dos plantas era demasiado grande para el matrimonio que vivía ahí, con grandes habitaciones y un gran patio central, que servía de esparcimientos a los habitantes de la hacienda.
La propiedad estuvo rodeada de empalizadas de maderas de color blanco, resquebrajadas por el paso del tiempo, de dos metros de altura, situadas a larga distancia de las viviendas, para separarlo del terreno colindante, con un portón que cerraban al caer la noche.
Dos grandes árboles flanqueaban esta entrada a ambos lados de un camino real que continuaban por todo el sendero que conducía hasta el frente de la casa, donde se encontraba una gran puerta que daba acceso a la parte interior del casón principal. Esta hilera de frondosos flamboyanes cubría la entrada con espesas sombras y en tiempos de florecimiento cubrían todo el suelo de color rojizo al caer las flores al suelo.
Todavía se distinguen algunos árboles de lo que hace medio siglo ocupaban gran parte del paisaje. Pero ya no exciten vestigios de la Antigua hacienda, ni los restos del molino de viento.
A cierta distancia de la hacienda se avistaba un letrero colocado al lado de la entrada que decía -“Abra el portón sin quitar la cadena de seguridad, al entrar ciérrelo”. “Sea bienvenido a nuestra casa.”
Cuando llegamos al lugar habían cerrado el portón, la cerradura era floja y tan pronto forzamos la puerta la cadena brincó y de inmediato se asomó a la puerta Don Florentino, el encargado de la hacienda y parte de la servidumbre que lo acompañaba; nos turbamos al verlo, aunque él nos conocía, nos recibió con expresivas elocuencia de regaños por lo ocurrido y por la algarabía de los muchachos.
Don Florentino era un señor muy amable de edad avanzada, delgado, que usaba espejuelos de vidrios; vestía indumentaria de mayoral (botas de gomas y sombrero de fieltro) venia escoltado por un perro flaco amansado llamado “ epilepsia” , y “mala vida” que era el nombre del gato.
- Acabó por decir Antonio; uno de los amigos que componían el grupo.
- ¡Coño Onofre!, ¡Chúpate esa! , disque “epilepsia y mala vida”. ¡Oye esoo! – mientras reía con sarcasmo señalando a los animales. - Fue la expresión que molestó a Don Florentino.
Nos sentamos debajo de unos cocoteros para apreciar la vista del paisaje y realizar nuestras acostumbrados chistes y escuchar los cuentos de nuestro amigo Nino.
- ¡Disfrutaba mucho de sus historias, siempre contaba las aventuras de un amor perdido entre un marinero y una Ciguapa.
- Bien sonreído – grito’ Onofre -; escucharan las historias ligadas al misterio de lo sobrenatural, lo que esta oculto a la percepción normal, relacionado con lo femenino.
- ¡En particular, a mi no me importa lo que digan… yo conozco la verdad. ! – Dijo Nino
- Yo conozco las historias de las ciguapas y porqué la ligan a Klaus, - Yo lo conocí, él tenia un corazón agobiado por la tristeza y el afán por la vida - continúo diciendo Nino.
Él decía que en el pueblo siempre se hablaba de Klaus y de sus grandes amores.
Era un mulato bien parecido, muy espigado, acostumbraba a vestir de manera informal. Tenía mala reputación por su vicio con el alcohol y su fama de adoración por las mujeres, amaba la belleza y tenía un profundo interés por las cosas no reveladas de la vida. Era un hombre muy optimista , de buen humor y afectos por sus amigos. Repetía constantemente que su misión en la vida era hacerles la vida fácil a los demás. Solía decir que el hombre tenía dos caras: Una para el sufrimiento y otra para el placer. Todo lo tomaba en broma. Era capaz de soltarlo todo en público y poner a uno en evidencia de cualquier situación de la que uno se sintiera abochornado. ¡Era difícil atarle los cabos!
Era un muchacho alocado de algunos 30 años, que tras dos años de vida turbulenta lo botaron de la academia militar. Un joven amante de las aventuras, pero en el fondo era un buen muchacho.
A lo largo de toda su vida tuvo numerosas relaciones íntimas con mujeres. Siempre tuvo un lugar sagrado ocupado por una mujer. Pero Dalia lo marcó hondamente con mayor profundidad. Era una mulata de pelo lacio, peinado al estilo de las bailarinas altas, delgada, elegante, cintura estrecha, de elevados glúteos, buen busto, muy coqueta y buena conversadora, de voz muy suave y sensual. ¡Era una chica muy bonita! .Cuando murió Dalia jamás volvió a adorar a nadie más. Fue una mujer autentica para él. Klaus se hundió en un estado depresivo y melancólico.
Klaus había escuchado muchas historias que se mantienen aún a través del tiempo, historias ligadas al misterio de lo femenino y al mundo sobrenatural, historias que están ocultas a la percepción común, que cuenta sobre el destino individual incluyendo las relaciones sexuales y el orden de la naturaleza relacionadas a las creencias indígenas.
La curiosidad innata de Klaus lo impulsó a internarse en las cuevas de Caño Hondo para averiguar las historias de misterios que se comentaban en el pueblo. Se decía que ese lugar era un "Hábitat" natural de las ciguapas.
- - Espérame que voy en busca de un gran amor, sin un amor la vida no se llama vida. decía él. Y se internó en las cuevas de Caño
Hondo.
En cuanto vio a una impúdica mujer de soberbia hermosura y exótica belleza, se detuvo pasmado, como si se hubiera encontrado frente a un fantasma o una aparición sobrenatural.
La mujer estaba sentada sobre una piedra llorando inconsolablemente y exhortó a la encantadora afligida que no se dejara dominar por estériles llantos y que además el tiempo curaba las heridas del alma.
El soldado estaba loco de contento por la belleza de la dama, pensaba más en el placer que en lo misterioso de aquellos amores, no hacía más que suspirar y buscar de sus caricias.
- Klaus tenía terreno fértil para la imaginación, decía que cada indicio mostraba algo de nuestra vida y cada cosa revelaba algo de nuestra historia. Se sentía saturado de malos recuerdos y de un corazón vacío.
- ¿Se podrá reparar un corazón roto? – Preguntaba él.
¡Amada, escúchame!
¡Trémulo aguardo a tu encuentro a la luz de la luna!
¡Ven , hazme feliz!
¡Ay de mí! - Ven que mi corazón te implora.
Al amanecer incursionaron dentro de las cavernas, penetraron por una estrecha brecha de un farallón bien escabroso y resbaladizo y quedaron atrapado entra la pared y una gran roca que había caído, que fue imposible mover. Atrapado y totalmente solo en un hueco de las entrañas del cerro; pocas personas sabían que Klaus se había ido de excursión a las “Cuevas de Caño Hondo”.
Desde el día de su partida, jamás se volvió a saber de Klaus, solo quedo la leyenda.
Continuaba diciendo Nino que las gentes del pueblo comentaban que en las “Cuevas de Caño Hondo” durante las noches de “luna llena” se escuchan los quejidos de un hombre que llora por su trágica muerte y que además se pueden ver vagando los fantasmas vestidos de blanco.
Esta historia se ha mantenido a través del tiempo y se ha convertido en uno de los fantasmas más famosos del pueblo.- Pero esto es una leyenda repetía Nino
Según la leyenda que gira en torno a las Ciguapas, las gentes del pueblo la describen como una joven de cuerpo bien formado, rasgos mestizos y de hermosa fisionomía. Aducen algunas personas que ellas siempre se muestran desnudas, exhiben una larga cabellera que cubre la parte trasera de su cuerpo y que a la vez le sirve de abrigo. Muestran un pelo suave y lustroso.
Dicen que las ciguapas son muy esquivas, de aspectos tristes, muy tímidas y que temen a los humanos. Presentan ojos negros rasgados y de mirada penetrante por lo que se recomienda a los hombres no mirarla nunca a los ojos para que no queden hechizados con su mirada y se hundan en un éxtasis de amor. Se cuenta que tienen un corazón cazador porque provocan un amor a primera vista. -¡ Un torrente de pasión !. - ¡Un amor realmente devastador con expresiones eróticas!
Suelen salir por las noches en tiempos de “Luna llena” en busca de algún caminante melancólico al que embrujan con su mirada, los seducen, los aman y en un beso le absorben su último suspiro .Tal es su belleza henchida de sensualidad que la utilizan como armas para atrapar a los hombres y luego de ser seducidos desaparecerlos.
En otra ocasión salen en busca de frutas, peces o aves con los cuales se alimentan. Se comenta que tienen los pies al revés, por lo que dejan sus huellas inversas al rumbo de su destino.
Por la noches emiten un gemido suave parecido al llanto de un niño que es su único medio de comunicación verbal, otros dicen que es como un “Canto de Sirena”, que emiten al amanecer y que el hombre que atienda a estas “dulces quejas” está perdido para siempre. También se dice que por las noches se las puede escuchar suspirar y llorar y la mañana siguiente se observan las piedras húmedas por sus lágrimas.
Estas jóvenes son esencialmente nocturnas y prefieren las zonas sombrías de los bosques y de las cuevas, en sus cercanías con los ríos y mares.
También se dice que le esperan espantosos infortunios a la persona que se atreva a matar a una de ellas.
Si usted ve a una Ciguapa, no atienda a su canto, ni las mire a los ojos para que no les embruje con el poder de su sensualidad.